Los títulos de crédito son documentos que acreditan a su tenedor del derecho literal que se le consigna en ellos. Como otros títulos financieros, éstos incorporan un derecho literal patrimonial y, por tanto, implica la propiedad de un activo.
Desde el punto de vista legal, conforman documento constitutivo. Es decir, sin ellos no existe el derecho que implican. Por lo tanto, reemplazan, en derecho mercantil, a las letras de cambio y a las delegaciones.
Este documento se caracteriza porque puede ser comprado o vendido entre dos partes. Y, tiene establecido en sí los siguientes términos básicos:
- Cantidad prestada.
- Tasa de interés.
- Valores garantizados.
- Y, fecha de vencimiento y renovación.
Los títulos de crédito se clasificación, según:
- 1Su contenido. En: 1) títulos de pago o efectos de comercio (letras de cambio, pagarés, cheques, etc.); 2) títulos representativos de mercaderías (transferencia de propiedad sobre bienes muebles, en particular mercaderías); y 3) títulos de participación social o valores mobiliarios (acción de una sociedad anónima en bonos).
- 2La persona a quien se le ordena. En: al portador, a la orden, nominativos.
- 3La personalidad jurídica del emisor. En: valores públicos y créditos privados.
- 4Como se divida o no el documento. En: títulos unitarios y múltiples.
- 5Sean causados, como los contratos de depósito o no causados o abstractos (letra de cambio, el pagaré y el cheque).
Otras características importantes de los títulos de crédito, son:
- La literalidad y formalidad. Es decir, se respetan las condiciones tal cual se expresan en el documento.
- La autonomía. Cada nuevo titular ejerce un derecho propio y lo adquiere en forma originaria.
- Incorporación (documento constitutivo). Para ejercer el derecho que indica el título es obligatorio su tenencia.
- Legitimidad por posesión. Quien tiene el documento puede ejercer legítimamente el derecho que en él se dispone.
- Abstracción. Independientemente de la causa de la deuda, es obligatorio pagar lo que el documento estipula.